sábado, 5 de noviembre de 2011

La conspiración del ocultismo


Los nazis comenzaron a estudiar y a practicar el ocultismo basándose en antiguas tradiciones paganas, y en el intento de crear una nueva religión donde Hitler sería  el sumo sacerdote, la nueva religión se basaba en la creencia de la Atlántida y de seres que cayeron en el mal por caer en el mal y en el vicio, algunos seres creían huyeron al Himalaya y también que de ellos descendían los pueblos arios de Europa que perdieron su poder al mezclarse con simples mortales.

Los nazis fueron al Tibet en busca de evidencias de sus antepasados, para ellos la raza nórdica no había evolucionado sino que había descendido del cielo y se había asentado en la Atlántida y ellos se propusieron en crear el superhombre, además a los soldados de la SS se les animó a engendrar todos los hijos que les fuera posible sin importar su estado matrimonial, además era permitida la poligamia. Los niños eran propiedad del estado o algunas veces adoptados por familias de las SS, también niños con rasgos arios de los países conquistados eran raptados y enviados a Alemania.

Las prácticas ocultistas y el racismo adquirió popularidad después de la primera guerra, entre estas creencias se decía que los judíos impedían a los alemanes ocupar su lugar en el mundo, uno de los filósofos del ocultismo fue Alfred Rosenberg quien explica las bases de la nueva religión nazi basadas en la sangre y no en la fe y en las creencias, así las razas nórdicas estaban unidas por la sangre, es decir la extirpe, la raza, la identidad racial constituían las claves para esta nueva ideología, para Rosenberg la sangre era la portadora del alma de la raza. Así la mitología nórdica reemplaza a la Biblia cristiana, para ellos la esencia divina debía ser defendida a través de la sangre.

El símbolo de esta nueva religión sería la esvástica que es un símbolo que hay en china, en el hinduísmo y el budismo, para los nazis representaba el martillo del Sol. Para Hitler representaba la lucha del hombre ario para alcanzar la victoria y para él la fuerza debía tener una base espiritual para no estar condenada al fracaso.




















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