El presidente Obama a quien se les está encargando las tareas más sucias del gobierno mundial, también libra una guerra contra la fe religiosa de grandes mayorías en los Estados Unidos.
Su gobierno que apoya práctica que van en contra de la fe de cristianos católicos y no católicos como es el aborto, los métodos anticonceptivo y las esterilizaciones, quiere obligar a que esas prácticas sean subvencionadas desde las propias instituciones religiosas.
Lo cuál constituye un ataque a la libertad religiosa, ya que no se puede imponer a una institución religiosa a realizar abortos que van contra su fe. Imaginan que a las instituciones de ayuda social de los Testigos de Jehová les impongan hacer transfusiones de sangre.
La Iglesia católica en Estados Unidos tiene miles de instituciones sociales, como colegios -casi cada parroquia tiene uno-, hospitales, asilos, comedores sociales, centros de atención a drogodependientes o a emigrantes, etc. Como obliga la ley, los empleados de estos centros tienen un seguro médico para sus trabajadores.
Sin embargo, ese seguro no incluye el acceso a determinadas prestaciones que van en contra de la moral católica. Por ejemplo, si uno de esos empleados quiere abortar, el seguro que le ofrece la Iglesia no le paga el aborto, se lo tendrá que pagar él por su cuenta. O si quiere utilizar anticonceptivos, los había pagado de su bolsillo en la farmacia.
Obama favoreciendo a las transnacionales farmaceúticas quiere que en esos seguros se incluyan cosas que van abiertamente contra la moral católica y no sólo de católicos. Estos seguros deberán ofrecer anticonceptivos y también píldoras abortivas. De esta manera, la Iglesia se hará cómplice de hechos que considera gravísimos, hasta el punto de que excomulga al que los comete, como es el caso del aborto.
De este modo Obama ha encontrado la manera de asfixiar a las obras sociales católicas, de abocarlas al cierre o de forzarlas a ir contra sus principios, con lo cual quedarían totalmente desprestigiadas.
Si cerraran todos las instituciones católicas en Estados Unidos se haría un gran daño a millones de personas, pero eso a Obama le da igual. No le preocupan los pobres.
Los obispos norteamericanos han plantado cara y no van a ceder, con el cardenal Dolan a su cabeza.
Si el Tribunal Supremo no considera inconstitucional el ObamaCare o si éste no es revocado por un nuevo Congreso y rechazado por un nuevo presidente el año próximo 2013, podemos estar seguros que estas intrusiones e imposiciones gubernamentales continuarán y que se destruirán más vidas humanas inocentes. Ejemplo de ello es la Junta de Asesoramiento para el Pago Independiente (“Independent Payment Advisory Board” – IPAB), el grupo de 15 personas “expertas” que no fueron electas que tomarán las decisiones de vida o muerte de aquellos cuya atención a la salud se vuelva demasiado cara para merecer cobertura, especialmente los más vulnerables: los ancianos y los gravemente incapacitados.
Obama que ganó las elecciones en el 2008 con el 54% de los votos de los católicos, seguramente los perderá en esta elección, además de perder el voto de la comunidad hispana ya que ha expulsado a más de 1.2 millones de hispanos, algo nunca hecho por ningún otro gobierno estadounidense.
El nuevo mandato abortista de Obama
La guerra declarada de Obama contra la Iglesia
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Video: Obama contra la Iglesia
Lo cuál constituye un ataque a la libertad religiosa, ya que no se puede imponer a una institución religiosa a realizar abortos que van contra su fe. Imaginan que a las instituciones de ayuda social de los Testigos de Jehová les impongan hacer transfusiones de sangre.
La Iglesia católica en Estados Unidos tiene miles de instituciones sociales, como colegios -casi cada parroquia tiene uno-, hospitales, asilos, comedores sociales, centros de atención a drogodependientes o a emigrantes, etc. Como obliga la ley, los empleados de estos centros tienen un seguro médico para sus trabajadores.
Sin embargo, ese seguro no incluye el acceso a determinadas prestaciones que van en contra de la moral católica. Por ejemplo, si uno de esos empleados quiere abortar, el seguro que le ofrece la Iglesia no le paga el aborto, se lo tendrá que pagar él por su cuenta. O si quiere utilizar anticonceptivos, los había pagado de su bolsillo en la farmacia.
Obama favoreciendo a las transnacionales farmaceúticas quiere que en esos seguros se incluyan cosas que van abiertamente contra la moral católica y no sólo de católicos. Estos seguros deberán ofrecer anticonceptivos y también píldoras abortivas. De esta manera, la Iglesia se hará cómplice de hechos que considera gravísimos, hasta el punto de que excomulga al que los comete, como es el caso del aborto.
De este modo Obama ha encontrado la manera de asfixiar a las obras sociales católicas, de abocarlas al cierre o de forzarlas a ir contra sus principios, con lo cual quedarían totalmente desprestigiadas.
Si cerraran todos las instituciones católicas en Estados Unidos se haría un gran daño a millones de personas, pero eso a Obama le da igual. No le preocupan los pobres.
Los obispos norteamericanos han plantado cara y no van a ceder, con el cardenal Dolan a su cabeza.
Si el Tribunal Supremo no considera inconstitucional el ObamaCare o si éste no es revocado por un nuevo Congreso y rechazado por un nuevo presidente el año próximo 2013, podemos estar seguros que estas intrusiones e imposiciones gubernamentales continuarán y que se destruirán más vidas humanas inocentes. Ejemplo de ello es la Junta de Asesoramiento para el Pago Independiente (“Independent Payment Advisory Board” – IPAB), el grupo de 15 personas “expertas” que no fueron electas que tomarán las decisiones de vida o muerte de aquellos cuya atención a la salud se vuelva demasiado cara para merecer cobertura, especialmente los más vulnerables: los ancianos y los gravemente incapacitados.
Obama que ganó las elecciones en el 2008 con el 54% de los votos de los católicos, seguramente los perderá en esta elección, además de perder el voto de la comunidad hispana ya que ha expulsado a más de 1.2 millones de hispanos, algo nunca hecho por ningún otro gobierno estadounidense.
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