miércoles, 14 de diciembre de 2011

La marcha de la locura. La sin razón desde Troya hasta Vietnam

Este libro trata el como algunos gobiernos, en cualquier lugar y época siguen una política contraria a sus propios intereses. ¿Por qué quienes ocupan altos puestos actúan, tan a menudo, en contra de los dictados de la razón y del autointerés ilustrado? ¿Por qué tan a menudo parece no funcionar el proceso mental inteligente?, demostrando así la humanidad que encuestiones de gobierno ha mostrado su peor desempeño en contra posición con otras actividades humanas.  


El mal gobierno según la autora son de cuatro especies, a menudo en combinación:


1) tiranía u opresión, 
 2) ambición excesiva,  
 3) incompetencia o decadencia, 
 4) insensatez o perversidad.


 Este libro trata de la última en una manifestación específica, es decir, seguir una política contraria al propio interés de los electores o del Estado en cuestión. El propio interés es todo lo que conduce al bienestar o ventaja del cuerpo gobernado; la insensatez es una política que en estos términos resulta contraproducente.


Para calificar como insensatez en este estudio, la política adoptada debe satisfacer tres normas:


1- debe ser percibida como contraproducente en su propia época, y no sólo en retrospectiva. Esto es importante, porque toda política está determinada por las costumbres de su época. Como bien lo ha dicho un historiador inglés, “nada es más injusto que juzgar a los hombres del pasado por las ideas del presente. Dígase lo que se diga de la moral, la sabiduría política ciertamente es variable”


2 - para no juzgar de acuerdo con los valores actuales, debemos consultar la opinión de las épocas e investigar sólo aquellos episodios cuyo daño al propio interés fue reconocido por sus contemporáneos.


3-  la política en cuestión debe ser la de un grupo, no la de un gobernante individual, y debe persistir más allá de cualquier vida política. El mal gobierno por un solo soberano o un tirano es demasiado frecuente y demasiado individual para que valga la pena hacer una investigación generalizada. El gobierno colectivo o una sucesión de gobernantes en el mismo cargo, como en el caso de los papas renacentistas, plantea un problema más importante.


La aparición de la insensatez es independiente de toda época o localidad; es intemporal y universal, aunque los hábitos y las creencias de un tiempo y un lugar particulares determinen las formas que adopte. No está relacionada con ningún tipo de régimen: monarquía, oligarquía y democracia la han producido por igual. Tampoco es exclusivo de ninguna nación o clase. La clase obrera, como está representada por los gobiernos comunistas, no funciona en el poder más racional o eficientemente que la clase media, como se ha demostrado notablemente en la historia reciente.
  
Seria lícito preguntar por qué, dado que la insensatez o la perversidad es inherente a los individuos, habíamos de esperar otra cosa del gobierno. La razón que preocupa es que la insensatez en el gobierno ejerce mayor efecto sobre más personas que las locuras individuales, y por tanto el gobierno tiene un mayor deber de actuar de acuerdo con la razón. 


La testarudez, fuente del auto engaño, es un factor que desempeña un papel notable en el gobierno. Consiste en evaluar una situación de acuerdo con ideas fijas preconcebidas, mientras se pasan por alto o se rechazan todas señales contrarias. Consiste en actuar de acuerdo con el deseo, sin permitir que nos desvíen los hechos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario