Según la web urgente 24, movimientos previos a una gran guerra parecen leerse en diferentes partes del mundo. Con tres protaaviones asentados en el Golfo Pérsico y los rebeldes a punto de derrocar a al Assad, aliado de Irán, en Siria, USA tiene el terreno casi listo para una invasión a Irán.
En este marco, Rusia envía parte de su flota del Norte y del Mar Báltico al Mediterraneo. A la vez, Turquía cerró su frontera con Siria y USA envía aviones de última generación al patio trasero de China.
Los navíos de guerra rusos de la Flota del Norte y de la Flota del mar Báltico traspasaron el estrecho de Gibraltar y alcanzaron el Mediterráneo, donde deben juntarse a varios buques de la Flota del mar Negro. Según el Ministerio de Defensa, la tarea principal de la maniobra consiste en practicar una interacción bajo un único mando, maniobras que durarán hasta finales de setiembre o principios de octubre.
A estos movimientos rusos en el Mediterráneo, Estados Unidos ha respondido enviando sus aviones caza Raptor F22 a una base al norte de Japón, muy cerca de la frontera con China y de Corea del Norte.
El cambio de base permanente de estos aviones de combate superfurtivos, superrápidos y los más caros del mundo vuelve de poner de relieve el nuevo enfoque de la estrategia de seguridad y de política exterior de Estados Unidos en Asia-Pacífico, región donde China está desarrollando avanzados sistemas de radares y medios antiaéreos.
Recordemos que Rusia y China son aliados de Irán.
En el artículo " Irán la joya que Estados Unidos no quiere renunciar ", nos muestra como las ambiciones por la conquista de Irán, no nacen a mediado del siglo XX y nos revela una profecía realizada en 1889, por lord Curzon, virrey inglés de la India, quien vaticinó que Irán y sus vecinos eran «las piezas de un tablero de ajedrez sobre el cual se juega un partido cuya meta es la dominación mundial». El representante de Londres apuntó que el futuro de Gran Bretaña se decidía en ese escenario y no en Europa. Y así fue. Durante muchos años, Gran Bretaña, Francia y la Rusia zarista se disputaron Irán.
EEUU potenció el desarrollo de un programa nuclear en Irán con el objetivo de asegurarse la mayor cantidad de hidrocarburo. Sin embargo, ese boceto de desarrollo energético, que Washington impulsó en su momento, hoy lo critica porque el petróleo no llega a sus manos, Irán se ha convertido en una potencia regional, además de que EEUU tiene que cuidarle las espaldas y los intereses a Israel.
La prueba más contundente de la importancia que Washington concedió a la región vino con la denominada Doctrina Carter, según la cual la potencia norteamericana estaba dispuesta a utilizar su fuerza militar para defender sus intereses nacionales (hidrocarburos) en el Golfo Pérsico.
El año 1979 trajo tres importantes cambios en la zona que afectaron los intereses de los actores externos, porque alteraba el equilibrio de la región: el triunfo de la Revolución Islámica en Irán; el liderazgo de Saddam Husein en Iraq y la invasión soviética a Afganistán. Ante estos acontecimientos, EEUU comenzó a darle mayor prioridad a su presencia militar allí, de manera que pudiera garantizar el acceso a los recursos y sus rutas de transporte, así como poder propinar respuestas militares rápidas a los retos que le impusiera el nuevo escenario.
A partir de 1979 Irán pasó a ser de un servil pivote de EEUU al dolor de cabeza que hoy intenta quitarse la Casa Blanca por todos los medios, incluso a través del uso de la fuerza.
En 2002 George W. Bush acusó a Irán de exhortar al terrorismo y de producir armas nucleares, y así convirtió a la nación persa en uno de sus mayores enemigos.
Pero eso es solo propaganda. La verdadera razón por la cual Washington no tolera a Teherán es porque se convirtió en su mayor obstáculo para tragarse a la región. Es además socio de Rusia y China, a quienes la Casa Blanca también tiene en la mirilla.
Estamos hablando de un plato bastante suculento. Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Iraq, Irán, Kuwait, Omán y Qatar tienen en total unas reservas probadas de petróleo cercanas a los 750 000 millones de barriles (más del 60 por ciento de las mundiales), y más del 40 por ciento del total de reservas mundiales de gas.
Además, por el Estrecho de Ormuz —controlado por Irán— pasa aproximadamente el 40 por ciento del comercio marítimo mundial de petróleo y el 25 por ciento del consumo diario.
Por eso durante los últimos años el Pentágono se ha dedicado a cercar a la nación persa con bases militares, en las que tiene desplegados miles de efectivos y modernos aviones y barcos de guerra, incluso con capacidad nuclear.
En la base naval Yuffair, de Bahrein, el Pentágono fondea su Quinta Flota, encargada de realizar operaciones en el Golfo Pérsico, Golfo de Omán, Mar de Arabia, así como en partes del Océano Índico y el Mar Rojo. Esta fuerza apoya las operaciones del Comando Central, el cual se encarga de la región que abarca desde el Cuerno de África hasta el Asia Central.
La aviación norteamericana emplea la base aérea Sheij Isa, ubicada al sur de Bahrein, que por su importancia geoestratégica para EEUU fue designada en 2002 como una aliada prioritaria de la OTAN.
La telaraña de bases militares empleadas por el Pentágono se extiende por el resto del Golfo: en Kuwait, las instalaciones de Camp Doha, las bases aéreas de Ali Salem y Ahmed Al Yaber, donde hay emplazados cazas, helicópteros y bombarderos; en Arabia Saudita la base aérea de Príncipe Sultán y las instalaciones de Eskan Village; Qatar cuenta con una de las pistas más largas del Golfo en la gran base aérea de al-Udeid.
En Omán la base de Thumrait es fundamental para el emplazamiento de importantes medios aéreos, equipo de reserva, armamento variado y avituallamiento destinado a tropas especiales. También se encuentra Al-Sib, un punto importante para el aprovisionamiento de la fuerza aérea norteamericana, y la Isla de Masira para las operaciones de los aviones de reconocimiento.
El emplazamiento de militares norteamericanos y de equipo bélico en países del Consejo de Cooperación del Golfo tuvo su impulso después de la guerra entre Iraq y Kuwait en 1991. Hasta ese momento las fuerzas no estaban en el terreno permanentemente, sino que entraban a operar cuando se les llamaba.
Ahora EEUU acumula su fuerza militar en el Golfo, que ya llega a alcanzar niveles no vistos en la región desde antes de la invasión a Iraq en 2003. Recientemente envió el buque USS Ponce, convertido en una especie de base militar flotante. Está equipado con una cubierta de aterrizaje y un hospital de campaña, y podría ser utilizado como zona de espera flotante para los ataques de mar, aire y tierra contra Irán.
De acuerdo con datos ofrecidos por el Centcom a la cadena qatarí Al-Jazeera, EEUU tiene unos 125 000 efectivos desplegados cerca de Irán: de ellos, 90 000 en o alrededor de Afganistán en la operación Libertad Duradera; 20 000 en el Cercano Oriente, y entre 15 000 y 20 000 en buques de la Fuerza Naval. El secretario de Defensa, Leon Panetta, dijo que su país tendría 40 000 soldados en el Golfo luego de la retirada de Iraq.
Según trascendidos del periódico The Wall Street Journal, el Pentágono estaría construyendo una estación de radar antimisiles en algún punto secreto de Qatar. Se estima que la selección de este aliado para el nuevo emplazamiento se debe a la proximidad de la mayor base aérea de EEUU en la región, Al-Udeid, que junto con otra base qatarí aloja a 8 000 militares.
La estación, llamada AN/TPY-2, se unirá a dos radares existentes en la región, uno en el desierto israelí de Negev y otro en Turquía central. Juntos formarán un arco que permitirá a los militares estadounidenses y aliados detectar lanzamientos de misiles desde Irán, área militar en la que la nación persa ha venido cosechando un gran potencial.
Esta red podría proteger a EEUU contra el posible lanzamiento de un misil balístico intercontinental que, según fuentes de inteligencia, Irán podría tener tan tempranamente como en 2015.
Washington planea instalar también —posiblemente en Emiratos Árabes Unidos— el sistema interceptor THAAD (Terminal High Altitud Area Defense), diseñado para neutralizar misiles balísticos de corto y medio alcance.
Irán está asediada por una enorme telaraña militar norteamericana. Fuerzas estadounidenses aéreas, del Ejército y la Marina están posicionadas en Omán y los Emiratos Árabes Unidos al sur de Irán, Turquía e Israel al oeste, Turkmenistán y Kirguistán hacia el norte, y en Afganistán y Paquistán en el este. Tampoco se pueden descartar las alianzas militares con Georgia y Azerbaiyán en el Cáucaso, donde las tropas del Pentágono están involucradas en misiones de entrenamiento y las instalaciones locales se utilizan para transportar suministros hacia Afganistán a través del Mar Caspio.
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