En este libro se hace una franca denuncia del uso de la psiquiatría en espionaje y aborda específicamente el papel de la CIA.
Expertos en las últimas décadas, que se encontraban involucrados en un programa de investigación donde se hizo uso de la tortura psicológica. La aplicación de métodos tales como el lavado de cerebro, lobotomías, descargas eléctricas, control mental, aislamiento y otras torturas inhumanas y degradantes se revelan en este duro testimonio de uno de los psiquiatras anteriores de la CIA.
Cubiertos en esta crítica es el caso de William Buckley, un agente de la CIA especialmente capacitados para coordinar tales experimentos psicológicos, fue asesinado por los mismos métodos en 1985.
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